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El carácter de la agricultura andina e inca
John Earls

1. Introducción

Hay un enigma evidente que subyace a la mayor parte de la discusión sobre la agricultura andina: ¿Cómo los incas se las arreglaron para conseguir los enormes rendimientos agrícolas que informan las crónicas de Cieza de León y otros, confirmados por el trabajo arqueológico (Morris 1981: 327-406). Por otra parte, ¿por qué casi todos los intentos por elevar la productividad agrícola en alta montaña con tecnología exclusivamente occidental (colonial y moderna) han fracasado? Para una primera aproximación debería notarse que la gran mayoría de (ex) haciendas estaba ubicada sobre las áreas de riberas costeras y planas, o bien sobre la parte inferior de los valles interandinos más amplios (Mantaro, Cajamarca, Cochabamba, etcétera); y en ciertas áreas de las planicies alto andinas las cuales eran usadas principalmente para la actividad pastoril antes que para cultivar. Estas son precisamente las partes de los Andes menos características del ambiente que las áreas inclinadas y accidentadas donde la mayoría de comunidades indias están ubicadas hoy. Solamente en estas áreas atípicas estrategias agrícolas exclusivamente occidentales (relacionadas en la actualidad con la maquinaria, el monocultivo, etcétera) han sido implementadas con éxito . En este trabajo algunas de las razones para esta circunstancia aparentemente enigmática serán elucidadas.

Muchos autores comenzando con algunos de los cronistas y seguidos por antropólogos, arqueólogos, historiadores, agrónomos, y otros hasta la actualidad han reconocido que hay cierto “carácter especial” en la agricultura inca. En este artículo mostraré que este “carácter especial” tiene mucho que ver con la naturaleza de las condiciones climáticas en las altitudes altas en la zona tropical andina y con los modelos organizativos que se relacionan con ella. Uno de los primeros intentos sistemáticos de interpretar la calidad y la evolución de la civilización andina en relación con la estructura de ambiente se debió a Carl Troll (1980); cuyo trabajo ha sido una fuente constante de inspiración para muchos estudiosos de este problema incluyendo al autor. La característica clave de este ambiente esta mejor expresada por un término, la diversidad. No sostengo que el ambiente determina la cultura inca y andina, pero como Flannery et al (1991) resaltaron, la cultura no es adaptativamente neutral. La situación ecoclimática en las altitudes altas impone restricciones sobre lo que puede hacerse y lo que no. Un sistema agrícola viable en el ambiente andino es aquel que puede mantener su propia estabilidad frente a la muy alta incertidumbre generada por esta diversidad.

En la primera parte de este artículo hablaré de esta diversidad y los principales principios físicos subyacentes a ella. Primero haré un breve recuento de la diversidad espacial andina y de los gradientes climáticos asociados a ella. Luego de esto el factor de la diversidad temporal y el riesgo será discutido. En la segundad sección hablaré de las estrategias de administración de incertidumbre ecoclimática que fueron incorporadas en la organización socioeconómica inca y algo de su desarrollo preincaico, muchas de la cuáles continúan siendo empleados en las comunidades autóctonas andinas modernas. En la tercera sección describiré como una práctica constante de la experimentación es un requisito para la viabilidad agrícola en los Andes y describiré algunos resultados de mi estudio del sitio experimental agrícola inca de Moray. En el transcurso de la discusión de estos puntos lo que quiero decir respecto al carácter de la agricultura andina e inca se aclarará.

Ecoclimatología en las altitudes altas